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Enfermedades poscosecha

La mancha negra de los frutos causada por Alternaria alternata

Síntomas y daños

 Los primeros estudios sobre la mancha negra del caqui (‘Alternaria black spot’, ABS) causada por Alternaria alternata (Fr.:Fr.) Keissler se realizaron en Israel (Prusky et al., 1981a), donde se observaron daños graves en frutos de las variedades ‘Triumph’ (sin.: ‘Sharon’) y ‘Fuyu’ durante su conservación frigorífica poscosecha. Inicialmente se pensó que estos daños estaban causados por un desorden fisiológico que se acentuaba a medida que la fruta envejecía, y que podía reducirse conservando la fruta en atmósferas controladas con niveles altos de dióxido de carbono (CO2) (Guelfat-Reich y Ben-Arie, 1975). No obstante, finalmente se demostró que las manchas negras firmes o secas, de distintos tamaños y formas, presentes bajo el cáliz o en cualquier punto de la superficie de la piel del fruto se desarrollaban a partir de dos tipos de infecciones fúngicas que se producían en campo, pero que se manifestaban luego durante la poscosecha. Un primer tipo de infecciones se producían durante la fase de crecimiento del fruto y permanecían latentes de forma que los síntomas no eran apreciables a simple vista. Un segundo tipo de infecciones se producía a través de microheridas en la epidermis durante las fases de desarrollo próximas a la madurez comercial de los frutos. Aunque en algunos casos podían observarse síntomas incipientes en campo, por lo general los daños aparecían de forma más intensa en frutos que ya llevaban cierto tiempo recolectados.

 La mancha negra del caqui se describió posteriormente en el atlas de enfermedades y fisiopatías de poscosecha (Snowdon, 1990) y más tarde se citó también en Corea del Sur y Turquía (Kwon et al., 2004a; Kurt et al., 2010). En España, la enfermedad comenzó a tener cierta importancia a partir de la entrada en producción de las nuevas plantaciones de la variedad ‘Rojo Brillante’ en Valencia y de ‘Sharon’ en Huelva. Hasta ese momento, la mayor parte de la producción de caqui accedía rápidamente a los mercados de exportación y sólo una pequeña parte se conservaba en frío durante períodos relativamente largos. Con el aumento de la producción y el acceso a nuevos mercados de exportación más lejanos surgió la necesidad de alargar la campaña de comercialización, incrementándose así la duración del período de conservación frigorífica poscosecha. Esta práctica ha tenido como consecuencia un aumento de la incidencia de la mancha negra en los frutos de caqui y de las pérdidas económicas que produce a nuestro sector.

 Tras la primera detección de la mancha negra del caqui en España (Palou et al., 2012), en el Laboratorio de Patología del Centro de Tecnología Poscosecha (CTP) del IVIA se diseñó y validó un índice de severidad de la enfermedad específico para la variedad ‘Rojo Brillante’. Aunque existían escalas para otras variedades como ‘Triumph’, debido a las diferencias en la volumetría del fruto no serían aplicables para el ‘Rojo Brillante’ ya que se obtendrían valores de área afectada mucho menores y en consecuencia poco representativos (D. Prusky, comunicación personal). El índice diseñado específicamente para ‘Rojo Brillante’ establece una escala de 0 a 5 en función del tipo de síntoma y su severidad sobre esta variedad (Fig. 10.10). Este tipo de escalas son necesarias, entre otras cosas, para evaluar la eficacia de los tratamientos fungicidas, realizar estudios epidemiológicos de la enfermedad y establecer criterios de calidad comercial. Por ejemplo, para la exportación se considera que frutos con un índice igual o superior a 2 no son comerciales.

  • Valor = 0. Fruto sano.  No hay manchas en la piel.
  • Valor = 1. Enfermedad ligera.  Pocas (menos de 20) manchas negras pequeñas (0,5-2 mm de diámetro) en la piel o debajo del cáliz. Área infectada estimada del 0 al 0,5% de la superficie del fruto.
  • Valor = 2. Enfermedad leve o ligero-moderada.  Algunas (de 20 a 50) manchas negras pequeñas (0,5-2 mm) en la piel o debajo del cáliz. Muy pocas (de 1 a 3) manchas negras medias (2-5 mm) en la piel o debajo del cáliz. Área infectada estimada del 0,5 al 1% de la superficie del fruto. Fruto no comercial.
  • Valor = 3. Enfermedad moderada. Abundantes (de 51 a 100) manchas negras pequeñas (0,5-2 mm) en la piel o debajo del cáliz. Pocas (de 4 a 10) manchas negras medias (2-5 mm) en la piel o debajo del cáliz. Muy pocas (de 1 a 2) manchas negras grandes (>10 mm) en la piel. Mancha circular continua pequeña (de 5 a 10 mm) debajo del cáliz. Área infectada estimada del 1 al 5% de la superficie del fruto.
  • Valor = 4. Enfermedad intensa o moderado-severa. Muy abundantes (> 100) manchas negras pequeñas (0,5-2 mm) en la piel o debajo del cáliz. Algunas (de 11 a 20) manchas negras medias (2-5 mm) en la piel o debajo del cáliz. Pocas (de 3 a 5) manchas negras grandes (>10 mm) en la piel. Mancha circular continua media (de 10 a 20 mm) debajo del cáliz. Área infectada estimada del 5 al 20% de la superficie del fruto.
  • Valor = 5. Enfermedad severa. Algunas (>20) manchas negras medias (2-5 mm) en la piel o debajo del cáliz. Abundantes (>5) manchas negras grandes (>10 mm) en la piel. Mancha circular continua grande (>20 mm) debajo del cáliz. Área infectada estimada >20% de la superficie del fruto.

 Agente causal

 El hongo causante de la mancha negra en frutos de caqui ‘Rojo Brillante’ en la comarca de la Ribera Alta (Valencia) se identificó morfológica y molecularmente como perteneciente a la especie A. alternata (Palou et al., 2012). Se realizaron inoculaciones del hongo sobre frutos sanos de caqui ‘Rojo Brillante’, donde se reprodujeron los síntomas de la enfermedad y se reaisló el patógeno. Se observó que este mismo hongo causaba daños también en caquis de la variedad ‘Triumph’ procedentes de la misma zona (Fig. 10.11). Además de las prospecciones de campo, se realizaron también muestreos en almacenes que confirmaron que A. alternata era también el principal agente causal de las enfermedades fúngicas de poscosecha durante la conservación frigorífica de los frutos de caqui. Se observó también que, en general, la incidencia de la mancha negra durante la poscosecha era menor en frutos de la variedad ‘Rojo Brillante’ que en los de la variedad ‘Triumph’ (Palou et al., 2009).

 Epidemiología

 En condiciones de campo, A. alternata sobrevive y se desarrolla saprofíticamente en materia orgánica muerta, hojas, brotes y plantas adventicias. Es un hongo polífago que está presente en una gran cantidad de hospedantes (Rotem, 1998). Según estudios realizados en Israel (Prusky et al., 1981a), sus esporas asexuales (conidios; Fig. 10.12) se diseminan por acción del viento y la lluvia. Bajo condiciones adecuadas de temperatura y humedad, los conidios germinan e infectan los frutos en campo directamente a través de la cutícula de la epidermis o a través de heridas y microheridas localizadas principalmente bajo los sépalos. Los estudios de Israel indican que no se producen infecciones secundarias de A. alternata en las centrales frutícolas. La incidencia del podrido por mancha negra viene determinado principalmente por las infecciones latentes de A. alternata producidas en campo antes de la recolección y su posterior desarrollo durante la conservación poscosecha del fruto (Prusky et al., 1981a).

 El desarrollo inicial del patógeno es muy lento y únicamente superficial. El hongo induce el colapso celular y el ennegrecimiento de espacios intercelulares. Las infecciones latentes presentes en estos espacios intercelulares permanecen inactivas sin síntomas visibles. La incapacidad del hongo para desarrollarse en frutos inmaduros se debe a la presencia de compuestos antifúngicos en la epidermis. A medida que el fruto madura y especialmente después de la recolección, la concentración de estos compuestos disminuye progresivamente hasta que el fruto pierde su resistencia natural. Si en ese momento las condiciones ambientales son favorables para el crecimiento del hongo, la fase latente finaliza y aparecen los primeros síntomas visibles de la enfermedad. En el caso de las infecciones a través de microheridas, el crecimiento del hongo provoca una expansión gradual de las lesiones. El estado físico y fisiológico del fruto en poscosecha influye notablemente en la progresión de la enfermedad, que resulta mucho más rápida en frutos blandos o deshidratados, ya sea por senescencia natural, frío u otras causas.

 La incidencia de infecciones latentes de A. alternata en frutos de caqui en campo aumenta considerablemente después de las lluvias o en condiciones de humedad elevada (Kobiler et al., 2011). La mayor severidad de daños bajo el cáliz y en la zona peduncular parece estar relacionada con la acumulación de agua de lluvia y rocío que favorece las infecciones. Se ha indicado también que el exceso de riego y abonado en las últimas fases de crecimiento del fruto induce la aparición de microheridas en la zona peduncular, lo que se traduce en una mayor incidencia de la enfermedad. En algunos casos se ha observado también una cierta prevalencia de infecciones en la zona estilar del fruto (extremo inferior), lo que podría estar relacionado también con la acumulación de agua.

 En condiciones de elevada humedad ambiental el hongo puede desarrollarse incluso a temperaturas próximas a los 0ºC. En caquis almacenados en frío es frecuente observar el desarrollo de síntomas de la enfermedad, especialmente durante períodos de conservación excesivamente prolongados que provocan la pérdida de firmeza de los frutos. Al finalizar la conservación frigorífica es muy importante que el periodo de comercialización de la fruta (‘shelf life’) sea lo más corto posible. Debido a la mayor temperatura ambiental, el crecimiento de A. alternata y la consiguiente expansión de las lesiones es más rápida durante esa fase.

 Actualmente el IVIA realiza estudios epidemiológicos para determinar los periodos de infección en campo en nuestras zonas productoras y las posibles relaciones con la dinámica del inóculo, las condiciones ambientales y la intensidad del podrido. Para ello, se cuantifica la concentración de inóculo en aire mediante capturadores de esporas y se determina semanalmente la presencia de infecciones latentes de A. alternata en los frutos (Prusky et al., 1981b). Por otro lado, se embolsan grupos de frutos en distintos intervalos de tiempo para determinar con mayor exactitud los momentos de infección. El objetivo de todos estos estudios epidemiológicos es determinar los momentos óptimos para la aplicación de fungicidas y la protección de los frutos durante los períodos de riesgo. Resultados preliminares indican que en nuestras condiciones, el principal período de infección se da durante los meses de otoño. Se han iniciado también trabajos para determinar el efecto de las distintas tecnologías poscosecha del caqui ‘Rojo Brillante’, como son la desastringencia con CO2, la aplicación de 1-metil ciclopropeno (1-MCP) y la conservación frigorífica, sobre el desarrollo de la enfermedad.

 Control

 Al tratarse de una enfermedad de poscosecha causada mayoritariamente por infecciones que se producen en el campo, el control debe abordarse mediante la aplicación de tratamientos antifúngicos o inductores de resistencia tanto en campo como en poscosecha. Según estudios realizados en Israel, los tratamientos en campo con ácido giberélico (GA3) y el fungicida iprodiona redujeron significativamente los daños de mancha negra en la variedad ‘Triumph’ almacenada tres meses a 0ºC (Perez et al., 1995). La eficacia de estos tratamientos se asoció con la mayor firmeza de los frutos inducida por los tratamientos con GA3. En otros ensayos, la aplicación de citoquinina CPPU un mes después del cuajado o polioxina-b dos semanas antes de la cosecha redujeron la incidencia de la enfermedad durante la conservación frigorífica (Kobiler et al., 2011).

 En estudios realizados en Israel, los tratamientos poscosecha que se mostraron más efectivos para el control de la enfermedad en la variedad ‘Triumph’ fueron las atmósferas modificadas (30% de CO2) y los baños de trocloseno sódico o ácido clorhídrico, sólos o en combinación con el fungicida procloraz (Prusky et al., 1997; 2001; 2006; Kobiler et al., 2011). En la actualidad no existe ningún producto fitosanitario registrado en caqui para el control de la mancha negra causada por A. alternata en España. En el IVIA se han iniciado ensayos de laboratorio, campo y planta piloto para evaluar la eficacia de varios productos con actividad antifúngica, tanto en aplicaciones de campo como poscosecha.

Podredumbres pedunculares

 Se han descrito varias especies del género Pestalotiopsis asociadas a lesiones foliares en caqui (Tuset et al., 1999; Yasuda et al., 2003). Sin embargo, en nuestras condiciones de cultivo estos hongos afectan principalmente a los frutos. En 2008 se citó en Huelva una enfermedad que provocaba la aparición de manchas necróticas en el cáliz de frutos del cultivar ‘Triumph’ (Blanco et al., 2008). El agente causal de esta enfermedad se identificó como Pestalotia diospyri Syd. & P. Syd. [sin. Pestalotiopsis diospyri (Syd. & P. Syd.) Rib. Souza], que había sido descrito con anterioridad en Nueva Zelanda (Goh et al., 1991).

 Posteriormente se detectaron en Valencia frutos de ‘Rojo Brillante’ con una podredumbre seca que se iniciaba debajo del cáliz y se extendía por toda la zona peduncular. En algunos casos, los síntomas podían observarse también en otras zonas del fruto. En las zonas centrales de las lesiones se desarrollaba un micelio fúngico algodonoso de color blanco (Fig. 10.13). Las lesiones tomaban un color oscuro donde aparecían numerosos cuerpos fructíferos (acérvulos) con esporas asexuales (conidios) fusiformes multicelulares y unos apéndices muy característicos en sus extremos (Fig. 10.14). El patógeno causante de esta enfermedad se identificó mediante pruebas morfológicas y moleculares como Pestalotiopsis clavispora (G.F. Atk.) Steyaert (Palou et al., 2009). Esta especie de Pestalotiopsis resultó patógena, además de en caqui, en frutos de níspero de la variedad ‘Algerie’ (Palou et al., 2013b). Actualmente, la incidencia de la podredumbre causada por P. clavispora en caqui es relativamente baja comparada con la de la mancha negra causada por A. alternata, pero superior a las causadas por otros hongos como Lasiodiplodia, Neofusicoccum y Botrytis. En Japón se han descrito también podredumbres pedunculares en frutos de caqui causadas por las especies P. longiseta (Speg.) K. Dai & Ts. Kobay. y P. foedans (Sacc. & Ellis) Steyaert (Taguchi et al., 2001).

 Otra podredumbre peduncular detectada recientemente en frutos de caqui ‘Rojo Brillante’ es la causada por Lasiodiplodia theobromae (Pat.) Griffon & Maubl. Tras el aislamiento y la identificación del hongo mediante sus características morfológicas y secuencias genéticas, se comprobó que era una especie patógena en caqui mediante inoculaciones artificiales de frutos (Palou et al., 2013a). El patógeno producía un micelio blanco de aspecto algodonoso sobre lesiones blandas, irregulares y de un color marrón claro que se oscurecía progresivamente al expandirse desde el cáliz al resto del fruto (Fig. 10.15). Los síntomas también se observaron, aunque con menor frecuencia, en la zona ecuatorial y estilar del fruto. No se conoce ninguna referencia de L. theobromae afectando a caqui en otros países.

 En los mismos muestreos anteriores se observaron también otras podredumbres pedunculares con síntomas similares a los causados por L. theobromae, pero de donde se aislaron dos especies del género Neofusicoccum, identificadas morfológica y molecularmente como N. mediterraneum Crous, M.J. Wingf. & A.J.L. Phillips y N. luteum (Pennycook & Samuels) Crous, Slippers & A.J.L. Phillips. Ninguna de estas dos especies fúngicas había sido citada anteriormente en caqui. La patogenidad de ambas especies se comprobó mediante inoculaciones de frutos de caqui ‘Rojo Brillante’ (Palou et al., 2013a). Los frutos inoculados presentaron lesiones que se expandían rápidamente, cubiertas por un micelio blanco algodonoso que iba virando a gris y cuerpos fructíferos (picnidios) de color negro (Fig. 10.16).

 Por la información disponible hasta la fecha se puede deducir que estas enfermedades se inician en campo, mayoritariamente a partir de infecciones latentes. No obstante, son necesarios estudios adicionales para determinar los momentos y vías preferentes de infección así como la influencia de las condiciones ambientales y los posibles tratamientos para su control. Actualmente, su incidencia es relativamente baja y no suelen requerir de medidas específicas de control. No obstante, la rápida evolución de las técnicas de cultivo y poscosecha del caqui podrían crear escenarios potencialmente propicios para su desarrollo.

Podredumbre gris causada por Botrytis cinerea

 Durante las primeras prospecciones realizadas en la zona de Valencia se detectaron algunos casos de podredumbre gris causada por Botrytis cinerea Pers.:Fr. (Palou et al., 2009). Los síntomas observados durante la conservación frigorífica consistían en lesiones muy blandas de distintos tamaños que decoloraban la piel del fruto y que provocaban que ésta se desprendiera con una simple rozadura. Las lesiones se originaban habitualmente debajo del cáliz y se extendían por la zona peduncular, aunque en ocasiones podían encontrarse también en otras zonas del fruto. Cuando los frutos infectados se incubaban a temperatura ambiente, el tamaño de las lesiones aumentaba rápidamente y aparecía un micelio gris algodonoso, poco compacto pero que esporulaba profusamente (Fig. 10.17). Una de las características de B. cinerea es que puede crecer incluso a temperaturas inferiores a 0ºC, por lo que puede multiplicarse en frutos conservados en frío durante periodos prolongados. El contacto de un fruto infectado con frutos sanos colindantes puede provocar la rápida aparición de nidos de podrido. Se sabe que B cinerea es un patógeno muy agresivo que afecta a diferentes órganos de la planta en una gran variedad de hospedantes herbáceos y leñosos, incluyendo el caqui (Snowdon, 1990; Ogawa y English, 1991).

Antracnosis causada por Colletotrichum gloeosporioides

 Las lesiones de antracnosis son de color marrón oscuro a negro, aspecto consistente y forma redondeada. Son más frecuentes en la zona ecuatorial del fruto, aunque en algunos casos pueden observarse también en la zona peduncular. Bajo condiciones adecuadas de temperatura y humedad aparecen cuerpos fructíferos (acérvulos) de color negro sobre las lesiones con masas de esporas asexuales (conidios) de un color salmón característico (Fig. 10.18). El agente causal se identificó morfológica y molecularmente como Colletotrichum gloeosporioides (Penz.) Penz. & Sacc y se comprobó su patogenicidad en frutos de caqui ‘Rojo Brillante’ (Palou et al., 2013c).

 La antracnosis poscosecha del caqui causada por C. gloeosporioides o C. acutatum J.H. Simmonds ha sido descrita también en Brasil, Corea, China y EE.UU (Mendes et al., 1998; Kwon et al., 2000; Zhang y Hu, 2004; Williamson y Sutton, 2010). A diferencia de C. gloeosporioides y C. acutatum, la especie C. horii B. Weir & P.R. Johnst. causa síntomas antracnosis en campo, afectando a los brotes jóvenes y a los frutos incluso antes de su madurez comercial (Figs. 10.19 y 10.20). Los frutos infectados por C. horii sufren una abscisión prematura, reduciendo considerablemente la producción de los árboles. En los casos que los frutos infectados llegan a la recolección, desarrollan posteriormente problemas de antracnosis en poscosecha. La antracnosis causada por C. horii es una de las principales enfermedades del caqui en Japón, China y Corea, y ha sido descrita recientemente también en Nueva Zelanda (Weir and Johnston, 2010; Kwon et al., 2013).

 Podredumbres causadas por patógenos de herida

 En las prospecciones realizadas en la zona de Valencia, la principal enfermedad de poscosecha causada por patógenos de herida fue la podredumbre azul causada por Penicillium expansum Link (Fig. 10.21), y en menor medida las podredumbres causadas por Rhizopus stolonifer (Ehrenb.) Vuill. (Fig. 10.22), Cladosporium spp. y Trichoderma spp. (Palou et al., 2009).

 El hongo P. expansum es un patógeno de herida estricto muy agresivo que causante depodredumbre azul en una gran variedad de frutos, incluyendo todos los de pepita y de hueso. Produce gran cantidad de esporas asexuales (conidios) muy pequeñas que se diseminan fácilmente por el aire, contaminando el ambiente y las superficies de las centrales frutícolas. Para reducir su incidencia es necesario evitar la producción de microheridas en la piel mediante un manejo muy cuidadoso de los frutos recolectados y unos programas rigurosos de limpieza y desinfección de las líneas de confección y de las cámaras frigoríficas y de desastringencia. En Corea se han descrito dos especies causantes de podredumbre azul en caqui: P. crustosum Thom y P. expansum (Kwon y Park, 2003a; Kwon et al., 2006).

 La presencia de R. stolonifer en conservación es potencialmente peligrosa ya que este hongo crece rápidamente a temperatura ambiente produciendo enzimas que literalmente digieren el fruto infectado. Los fluidos procedentes de la podredumbre acuosa pueden filtrarse e infectar frutos sanos produciendo nidos de podrido que afectan a cajones y pilas enteras. Una prevención efectiva en el almacén requiere primero de la desinfección superficial de los frutos y cajones que llegan del campo,  pues la suciedad y restos de tierra y materia orgánica son la principal fuente de inóculo. Por otra parte, es fundamental conservar la fruta a bajas temperaturas ya que este patógeno no crece por debajo de los 5ºC. En Brasil se han descrito pérdidas importantes causadas por R. stolonifer y se han ensayado distintos métodos de control (Cia et al., 2003; 2010).

 Los hongos del género Cladosporium son ubicuos y muy abundantes en el ambiente de campos y almacenes. No obstante, su patogenicidad es baja y por lo general sólo afectan a frutos sobremaduros o senescentes produciendo lesiones superficiales de color negro o verde-oscuro, que en algunos casos pueden confundirse con las de la mancha negra causada por A. alternata. En Corea se ha identificado la especie C. cladosporioides (Fresen.) G.A. de Vries como patógena en frutos de caqui (Kwon y Park, 2003b).